DIDÁCTICA DE LA EXPRESIÓN CORPORAL
Y DE LA DANZA CREATIVA
Y DE LA DANZA CREATIVA
-Vivencia y formación-
Joaquín Benito Vallejo y Mercedes Ridocci Fernández
Abstract.
Para el aprendizaje y la enseñanza de la Expresión Corporal es imprescindible una práctica vivencial. Que alumno (y profesor) vivencie y experimente amplia y profundamente todos los aspectos del movimiento, desarrolle sus recursos corporales, se impregne de las sensaciones, capte las emociones, los sentimientos del propio cuerpo. No puede ser un aprendizaje mental ni tampoco mecanicista. Por otra parte tampoco se puede obligar –al alumno-, a desbloquearse y desinhibirse, sino que esto se irá dando de modo natural en el proceso del aprendizaje corporal.
Palabras clave.
Expresión Corporal, Danza Creativa, vivencia corporal, experimentación, comunicación, creatividad, emoción, desbloqueo,
desinhibición.
En la Expresión Corporal y la Danza Creativa (EC-DC), la base del aprendizaje por parte del alumno, así
como de la enseñanza correspondiente por parte del profesor, reside en la vivencia personal. El alumno aprenderá EC-DC mediante su
vivencia corporal profunda. El maestro, por su parte, solo puede enseñar favoreciendo y facilitando la vivencia corporal del alumno,
alimentándose en su propia vivencia previa, debidamente desarrollada
amplia y profundamente en su etapa de formación, que por otra parte debe
ser permanente, revisada y contrastada con la teoría.
Nadie puede enseñar nada, mientras no lo
haya experimentado él previamente. La EC-DC más que ninguna otra disciplina
debe fundamentarse en una formación práctica –teórica también-, donde la
parte práctica no solo ha de ser la más amplia, sino que debe ser absolutamente
vivencial y experiencial, nunca basada en una rutina mecanicista e insensible.
En una interligazón permanente entre teoría y práctica vivencial se construirá el método de enseñanza
de la EC-DC, así como los medios y los procesos que deben seguirse para que
cada alumno pueda ser ayudado a vivenciar e integrar las experiencias y
los conocimientos. La práctica vivencial del profesor, no solo le provee
de los recursos pedagógicos necesarios para poder ayudar al alumno a vivir
su propia experiencia, sino que le mantiene alerta respecto a las posibles
dificultades que pueda encontrar cada uno, ya que él tuvo lo oportunidad
de haberlo vivido previamente, aunque, desde luego, las vivencias de
profesor y alumno sean siempre distintas.
La EC-DC es una materia rica y compleja en la
que se ven implicadas todas las áreas de la personalidad humana, por ello, es necesario que
sea vivenciada para poder desarrollarse. Pero esa vivencia puede conllevar
en algunos casos unas ciertas dificultades, derivadas y aumentadas por
nuestra cultura y educación que, tiende a dividir al ser humano en
múltiples parcelas rompiendo su unidad entre la mente, el cuerpo y la
comunicación, primando el aprendizaje memorístico mental ajeno a la
experiencia corporal.
El profesor ha de haber vivido la
experiencia corporal con todas sus dificultades, gran parte debidas a los
bloqueos aparecidos en el proceso de desarrollo personal, pero también con las
innumerables satisfacciones que va a encontrar al ir desarrollando la
expresividad.
Con la vivencia, la actitud como
profesor cambia frente al alumno, se produce una comprensión de su sentir,
una empatía, goza de una mayor disponibilidad y entendimiento, puede
ayudar al alumno más fácilmente a encontrar el camino para superar sus
dificultades y a desarrollar su propia expresividad. En caso contrario,
el profesor ni comprenderá la situación del alumno, ni le podrá
ayudar. Si algo define y caracteriza a la EC es un proceso de descubrimiento,
un proceso de comunicación y un proceso de liberación creativo desde y por
el movimiento, desde y por el propio cuerpo.
Un proceso es un camino por recorrer, una
aventura, -igual que la vida-, donde quizá lo menos importante sea la meta
a la que vamos a llegar, sino los acontecimientos que van a suceder en él.
No es una carrera, en la que sudando, sin mirar a uno y otro lado, sólo
pensamos en llegar al final. Por el contrario, es un paseo en el que vamos
a contemplar el paisaje, vamos a aprender a mirar y sentir aspectos
diferentes: la diferente vegetación; las rocas de variadas formas; los
animales que lo pueblan; la permanente transformación con que flotan las
nubes; los colores del terreno y de los árboles; los olores y los
sonidos de la naturaleza; incluso, podemos, -debemos-, salirnos del camino
trazado e introducirnos por las veredas adyacentes curioseando, llegando a
la espesura del bosque, metiéndonos en los riachuelos o torrentes. Si sólo pensamos en la meta -los
objetivos- nos perdemos el disfrute del camino y los ricos aprendizajes
que en él van a acontecer. Pero también es cierto que luego tenemos que volver al camino y seguir con dirección a la meta.
La EC-DC es un camino con muchos vericuetos y con una meta clara y precisa. Es un proceso de aprendizaje y de madurez integral, -esa es la meta- que contiene dentro de
sí otros muchos procesos y caminos que atañen a la esfera física, a la
afectiva-emocional, a la cognitiva, a la comunicacional, a la creativa, a
la artística, etc.
En
estos procesos múltiples imbricados unos con otros, la vivencia y la experimentación es la herramienta
fundamental para transitar por ellos. En esa aventura de descubrimiento de
nuestro cuerpo, de investigación y exploración de sus posibilidades y
recursos para moverse, para relacionarse y para crear, casi infinitos, nos vamos a encontrar
con fuertes emociones, unas que nos aprisionan, otras que nos liberan,
unas que nos producen temores, la mayoría, alegrías y satisfacciones.
¿Cómo podríamos explicar lo que significa
la palabra vivencia?
Después de tantos años vivenciando la EC-DC,
a la hora de definirla resulta difícil. Quizá porque la vivencia
trascienda la comprensión racional. Es experiencia, es sensación, es
emoción, es sentimiento, significa comprender interna y profundamente
desde el propio cuerpo.
Es una experiencia que afecta a la piel,
a las vísceras, al tono muscular, que conecta con el pensamiento, que nos
evoca recuerdos, que nos libera, que nos expande la conciencia.
La vivencia se basa en la conexión consigo mismo y con lo que se está haciendo en el momento.
En principio, la vivencia comienza por la
capacidad de sentir, degustar, saborear poco a poco, captar las diferentes
sensaciones del movimiento. Cuando no se tiene esa capacidad, o más bien
se ha perdido o se tiene adormecida, entonces lo primordial es
despertarla, y se despierta mediante el propio acto de sentir.
El movimiento es una inagotable fuente de
sensaciones diversas, pero es un manantial desconocido para la mayoría de
las personas porque no se lo han enseñado a sentir y disfrutar, o más bien
al contrario, porque se han ido taponando sus naturales dotes sensoriales y creativas a través de la educación.
Porque el movimiento ha sido educado, -domesticado-
utilizado sólo como un medio físico, como una herramienta, que sirve para
otros fines, fundamentalmente para trabajar. De esta forma, sus
sensaciones y su conocimiento, quedan restringidas a la escasa y pobre
utilización del movimiento mecánico y rutinario como una herramienta de trabajo o como una utilidad.
Sin embargo, desde el principio de la
vida, el niño se mueve únicamente por placer. La motivación para moverse
radica en que, genéticamente
el movimiento es placentero.
Es así, dado que el movimiento es la manifestación más
primordial de la vida, a través del cual se aprende a ser uno mismo,
nos relacionamos con los demás, entendemos y recreamos el mundo.
El movimiento cumple a la vez, una amplia gama de funciones
diversas: biológicas, psíquicas, sociales, relacionales, etc. Si
genéticamente no fuera placentero todas sus funciones vitales no podrían
desarrollarse.
Preguntémonos ahora ¿Qué sistema educativo estamos
desarrollando para que en la pubertad el niño haya perdido ya el deseo
placentero de moverse; la investigación a través del juego haya desaparecido;
no sepa disfrutar del movimiento, le dé, incluso, miedo?
La gran tarea de la EC-DC y el primer objetivo:
luchar por despertar la sensibilidad cercenada; luchar
por volver a encontrar el placer del movimiento.
Esta es una
tarea lenta, con altibajos, con regresiones, con adquisiciones y pérdidas,
con fallos y aciertos, pero progresiva. Debe ser una tarea, motivada,
pautada, terapéutica –porque sirve para resolver los bloqueos e
inhibiciones-, didáctica, educativa, creadora. Una tarea en la que se
posibilita descubrir todos los sabores y todas las sensaciones, todos los
recursos corporales del movimiento para la creatividad, la comunicación y
el aprendizaje.
Ha de ser una tarea encauzada, motivada,
impulsada, porque un cuerpo bloqueado no puede hacerlo solo ni puede
moverse con espontaneidad ni con libertad. Para ello hay que ofrecer
pautas y vías que cada uno debe explorar y desarrollar.
¡Ojo!, tampoco puede ser impuesta, y
mucho menos, de un modo “terrorista emocional”, -como lo llama una
compañera-, con la pretensión de acabar con todas los impedimentos por la
fuerza, obligando a liberarse mediante propuestas de cierta
violencia emocional, con las que el único que parece liberarse es el
profesor, ahuyentando de esa forma sus propios fantasmas, utilizando para
ello a los demás.
Luego se dice que los alumnos se sienten
ridículos, ¡cómo no se van a sentir! No se puede obligar a nadie a mostrar
ante sí y ante los demás su propia impotencia. No se puede obligar a
alguien que tiene miedo al agua a lanzarse a un pantano, con la pretensión
de superar el miedo. Es posible que lo supere…, si sobrevive.
Los sentimientos de hacer el ridículo
surgen de la propia inhibición del alumno, de su carencia de recursos y
por lo tanto de seguridad, pero también se manifiesta a causa de las propuestas
inadecuadas del profesor que deben ir dirigidas a favorecer la adquisición
de recursos corporales, expresivos, comunicativos y creativos, lo cual
como venimos exponiendo es un proceso continuo.
Las propuestas inadecuadas van por el
siguiente camino: no desarrollan ningún proceso. A menudo, para solucionar
la inhibición y otras trabas, así como para alcanzar los supuestos
objetivos de la EC-DC, se plantea todo un recetario de juegos dirigidos a:
-por ejemplo, juegos de desinhibición-, que sin ninguna vivencia y sin
ningún proceso, conducen únicamente a hacer más manifiesta y violenta la
inhibición y el sentimiento de ridículo. Pero eso no es todo, esos o
parecidos juegos son propuestos a los maestros en su etapa de formación,
por sus respectivos profesores. ¡Unos profesores
jugando a ser niños! ¡Unos juegos que hasta a un niño le
parecen infantiloides!
Las realidades de cada persona o de cada
grupo, son distintas según cultura, educación, capacidades, edad, etc.,
por tanto no existen recetas válidas para todos. El planteamiento
vivencial que se le hace al adulto debe ser distinto que el que se le hace
al niño, aunque partan de las mismas bases.
Posteriormente, en base a la propia
vivencia, y a su estudio, el profesor irá encontrando las propuestas
adecuadas con las que los alumnos puedan desarrollar su aprendizaje e imaginación.
El desbloqueo corporal –emocional – mental se resuelve dentro del propio
proceso pedagógico de la EC, si el profesor ha adquirido los medios para
ello mediante su formación teórica y vivencial, si ha adquirido él mismo,
previamente, recursos de movimiento, de comunicación y de expresión.
La vivencia del movimiento en EC, no se
limita a captar las sensaciones físicas del movimiento, sino a descubrir
que ellas están ligadas a emociones y sentimientos. Las sensaciones se
descubren a través de los diversos modos de plantear las diferentes
posibilidades de hacer el movimiento. Respecto, por ejemplo, a las
posibilidades de desplazarse; en relación con diferentes superficies; de
extender, flexionar, girar; con diferentes matices de tensión; en relación
con la gravedad; con diferentes tempos o impulsos; en
diferentes direcciones o planos; en diferentes espacios; con diferentes
objetos; con diversas partes del cuerpo; etc., etc., etc.
La EC-DC no es sólo un aprendizaje mental,
sino, fundamentalmente corporal. Todas las sensaciones físicas contienen a
la vez emociones, sentimientos e imágenes. No contiene la misma emoción,
ni sentimiento, ni nos evoca la misma imagen o recuerdo, realizar la
flexión de un brazo, que extenderlo; ni realizarlo con diferente grado de
tensión; ni realizarlo sobre mi cuerpo, lejos, o en relación con
otro cuerpo; ni realizarlo lento o rápido…
Para llegar a captar las
dimensiones profundas del movimiento es necesario degustarlo amplia y
profundamente, repitiéndolo sensiblemente, no de una manera rutinaria y
mecánica, sino introduciéndose en él gradualmente mediante pequeñas
variaciones y matices distintos hasta despertar poco a poco nuestra
sensibilidad dormida y abotargada; hasta llegar a liberar las emociones
bloqueadas en nuestro cuerpo; hasta llegar a “emborracharse”, a empaparse
de él, a impregnarse e identificarse con las sensaciones permitiendo
entonces que salga la expresividad propia, escondida y enquistada entre
las tensiones musculares. Entonces es cuando comienza a nacer la expresión
y la comunicación. Hay que poner toda la atención en sentirlo, de un modo
lento, gradual, repitiéndolo durante un cierto tiempo, con pequeñas
variaciones, hasta impregnarse en cierta medida de ellas, dejar de ser
muscular, epidérmico hasta afectar a la personalidad de forma global.
Con la vivencia se llega a adquirir
la capacidad infantil natural de mimetizarse con el entorno,
de impregnarse de él, de identificarse con el, de transformarse y es
esta capacidad el preámbulo para hacerse expresivo y comunicativo.
La vivencia tampoco significa hacer un
ejercicio o una propuesta de movimiento, mecánicamente, “racionalmente”
bien hecho, sabiendo cómo transcurre todo. No se trata de realizar a la
perfección unos parámetros espaciales, temporales y físicos. No es algo
rutinario ni repetitivo. No es algo meramente físico ni meramente mental.
La vivencia traspasa las dimensiones físicas y llega a remover emociones y
sentimientos. Gradualmente también se va haciendo racional y consciente,
llegando a saber los elementos que se están utilizando y de qué manera, de
modo que lleguen a crearse composiciones artísticas, líricas, cómicas o dramáticas.
El aprendizaje de La EC-DC implica un método vivencial profundo del
ser. La búsqueda del lenguaje corporal propio no es un proceso lineal,
cuantitativo. Se realizan diferentes propuestas de investigación desde
distintos puntos de vista que van enriqueciendo la experiencia que nos
acerca al objetivo. El profesor tiene que estar en condiciones de saber
elegir la propuesta adecuada en cada momento y el rumbo a tomar en el
proceso global sin perder de vista sus objetivos e incluso cambiando estos
por otros si resulta más fructífero el trabajo.
BIBLIOGRAFÍA
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Cuerpo en armonía –leyes naturales del movimiento- INDE Publicaciones.
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Cuerpo, mente, comunicación –Bienestar integral en las personas mayores- AMARU
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Ñaque Ed. Ciudad Real 2005
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