Del juego del escondite a la composición escénica

 

Del juego del escondite a la composición escénica

 



Representada en el año 1999
en el espacio escénico de Alfa Ínstitut


Fragmento del libro CREATIVIDAD CORPORAL

Composiciones basadas en trabajos de expresión corporal

© Mercedes Ridocci

1ª edición 2005 Ñaque Editora

2ª edición 2019 Alfa Institut

ESPACIOS

Representada en el año 1999
en el espacio escénico de Alfa Ínstitut

 

Era el mes de agosto. Como casi todos los veranos, pasamos unos días en el pueblo natal de mi marido. Es un pueblecito pequeño situado a las orillas del río Tormes e inmerso en un bosque de encinas.

Al caer la tarde, solemos sentarnos en una de las terrazas que por estas fechas se montan en la plaza.

El pueblo, iluminado por esa luz cegadora que caracteriza a las tierras de Castilla, con sus persianas bajadas y cerradas las puertas de los corrales, se ha mantenido durante el día en un profundo silencio. Sin embargo, a esta hora se llena de sonidos. Se suben las persianas, se abren puertas y ventanas y la gente sale a tomar el aire fresco del anochecer.

Los viejos del lugar charlan sentados en los poyos que rodean la plaza; los jóvenes salen a divertirse un rato ya acabada la faena diaria; los niños que han venido a pasar el verano con sus abuelos juegan y gritan henchidos de júbilo, juegos perdidos en la ciudad, mientras sus padres liberados de una vigilancia continua disfrutan de sus pequeñas vacaciones.

Mientras saboreamos una fría cerveza y el tiempo pareciera que también descansara de su continuo transcurrir, mi mirada se detiene en un grupo de niños que juegan al escondite; uno se esconde debajo de un banco, alargando y estrechando su cuerpo al máximo; otro se acurruca debajo de una de las sillas de la terraza; otro se introduce en una gran caja de cartón que alguien ha dejado por allí́. Observo como sus pequeños y flexibles cuerpos se adaptan a los diferentes espacios, su estar alerta, la precaución con que comienzan a salir de su escondite seguida de una rápida carrera. ¡Cuántos cambios en la forma corporal, en la intensidad muscular, en el tempo! y ante todo ¡Qué maravillosa expresión contienen!

Cuando nos retiramos a la casa, me dispongo a escribir en el cuaderno que llevo siempre conmigo, las sugerencias que me han dado las actitudes corporales de los niños jugando al escondite.

Comienza un nuevo curso

Todos nos alegramos del reencuentro. Una ligera ansiedad resuena en el ambiente: ¿hacia que lugar nos conducirá́ este curso el quehacer creativo?

Les hablo del juego del escondite. Esto nos hace rememorar nuestra infancia. Se recuerdan los lugares y las vivencias que cada uno tiene de este
apasionante juego.

No sé si todo esto nos conducirá́ o no a algún sitio, pero he encontrado un punto de partida: El espacio.

 


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